Muchas organizaciones fallan en sus estrategias no por el mal diseño de su plan, sino por una endeble ejecución.

A menudo en las fases de diseño hay mucha emoción por la transformación y beneficios que traerá el plan, y es normal porque el lienzo diseñado evoca éxito en el futuro; puede decirse que en ese momento “la estrategia es de todos”.

Pero tras la patada inicial y unas cuantas semanas de ejecución, la operación comienza a absorber a la agenda estratégica, los roles se olvidan y se prioriza el cumplimiento del presupuesto por encima de las directrices estratégicas; en ese momento “la estrategia ya no es de todos, sino de algunos cuantos que mendigan minutos para atender un plan que día a día va quedando sepultado”; ¡entonces la estrategia muere!

Por lo tanto, la oficina de gestión de la estrategia es una entidad renovada responsable de la formulación de la estrategia con el equipo directivo, asegurarse de una correcta alineación de las unidades de negocio y soporte, y de gestionar y moderar la agenda para las reuniones de ejecución.

Se concluye que el fin último de la oficina es hacer valer la estrategia para que desde su planteamiento sea de todos y hasta su conclusión siga siendo de todos, incluso involucrando a partes involucradas del ecosistema de negocios de la organización.